27 de marzo de 2012

Entra en la espiral.

Hola amiguitos. Hoy es el dia de los post extensos que te cagas. Dentro de mi poco reconocida labor educadora, hoy quiero hablaros de un tema interesante y a la vez didáctico, el de las teorias conspirativas musicales.

En el mundo de la música hay muchas leyendas (la mayoría no contrastadas) que hablan de mensajes ocultos y teorias satánicas sin contrastar. La mayoria no tienen ninguna base y hay que coger las cosas con pinzas para que cuadren, pero ahi estan. Pero hay dos que a mi entender estan por encima de todas. Una por curiosa y otra por contrastada. La curiosa tiene como protagonistas a Pink Floyd y al mago de Oz.

Cuenta la leyenda que para poder disfrutar de The Dark Side of the Rainbow, como se le conoce informalmente entre círculos de aficionados, hay que seguir las siguientes instrucciones:

Poner el CD de Dark Side of the Moon en pausa cuando el display marque 0:00. Empezar la película de El Mago de Oz. Cuando el león de la Metro Goldwyn Mayer ruja por tercera vez, darle al play al CD y bajar el volumen a la película, creando así un nuevo soundtrack para el film. El resultado es una nueva película en donde la música se sincroniza con las imágenes en la pantalla de su televisor con nuevos sonidos y mensajes.

He aquí
algunos ejemplos:

- El primer titular 'importante' de la película (del productor Mervyn LeRoy) coincide con la primer canción del álbum, "Speak to me".

- Dorothy parece estar viendo al cielo (mientras canta Somewhere over the rainbow), mientras del álbum se escuchan sonidos de helicópteros.

- El comienzo de On The Run coincide con el momento en el que Dorothy cae a un montón de paja.

- El comienzo de "Time" (las campanadas) empieza exactamente cuándo Miss Gulch aparece con su bicicleta.

- Cuando se encuentra con el Profesor Marvel, durante "Breathe", se escucha a David Gilmour cantar "...home, home again. I like to be here while I can...", coincidiendo con la trama de le película, en la que Doroth debía volver a su casa y el Profesor Marvel le advertía sobre su aventura.

- El comienzo de "The Great Gig in the Sky" empieza junto con la escena del huracán. Paradojicamente, "The Great Gig in the sky" quiere decir en español "El Gran Baile en el cielo", mientras la casa "bailaba" en el cielo atrapada por el huracán.

- El comienzo de "Money" coincide exactamente cuando Dorothy llega al pueblo de los hombrecillos enanos ("Munchkinland")

- Durante "Money", y después de ser animados por la Bruja Glinda, los Muchkins salen a bailar conjuntamente y casi a la perfección con el segundo solo de guitarra (el más agudo) de David Gilmour.

- Durante "Brain Damage", se escucha la línea "...the lunatic is on the grass..." ("...el lunático/loco está en el pasto...") podría asociarse con que El Espantapájaros se encontraba en el pasto, era "lunático" (en el sentido de animado y alegre), ademas de que el titulo en español (Daño Cerebral) puede atender al hecho de que el espantapájaros no tenia cerebro.

- "Eclipse", empieza justo con la escena cuando el Hombre de Lata logra abrir la puerta.

- El Hombre de Lata no poseía corazón, sin embargo al final de "Eclipse" se oyen latidos de corazón, mientras Dorothy y el Espantapájaros de acercan al pecho del Hombre de Lata donde se suponía que estaria el coarazon. Sin embargo lo que ocurre en verdad es que El Hombre de Lata les estaba tratando de hablar.

- Cuando Dorothy despierta, sobre el final de la película, comienza Breathe (se escucha la frase Home, home again).

En este caso, aunque hay coincidencias curiosas, está todo muy cogido por los pelos. Nick Mason ni lo menciona en su biografía, David Gilmour lo niega y Alan Parsons, ingeniero de sonido durante el complicado proceso de grabación, dice que, con los medios de entonces, era imposible. El único que no suelta prenda al respecto es... Roger Waters. Lo curioso es que esta sincronización sólo es posible con el CD (en vinilo descuadra) y pudiendo reproducir la película en vídeo o DVD. Teniendo en cuenta que, en 1973, vídeos domésticos había más bien pocos y que los CD no existían ni en las pelis de ciencia ficción, Roger Waters resultó ser un genio visionario o tener mucha suerte o que todo esto no sea mas que alguna coincidencia curiosa.

El otro ejemplo musical sorprendente del que os hablo si esta contrastado. Se trata del album de Tool. Lateralus.

Tool siempre van más allá. En su concepción musical, el cd como elemento es siempre algo más, una expresión artística, un espectáculo estético además de un vehículo de expresión musical, como demuestran con sus siempre sorprendentes presentaciones de los discos. Y si no, prestad atención a las fotos que os cuelgo, para que veáis por dónde van los tiros. En el último álbum, 10.000 days, sacaron una edición preciosa desplegable con lupas que permitía ver una serie de diapositivas conceptuales que venían dentro del cd. Casi nada.

Pero este Lateralus del que os hablo no destaca especialmente por su arte. Si no por lo que contiene. Porque, oculto entre las letras y la música del álbum se despliega, como por arte de magia, el simbolismo de la espiral de Fibonacci.

Por si no lo sabeis, la secuencia (o espiral) de Fibonacci es una secuencia matematica descubierta por Leonardo de Pisa en el Siglo XII, relacionada con el número áureo (cual se encuentra presente en multitud de formas en el universo, especialmente en las espirales) y que se basa en la siguiente regla: se trata de una progresión numérica en la cual el siguiente número es el resultado de la suma de los dos anteriores.

La secuencia es: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13

Para percatarnos de la importancia de dicha sucesión numérica hay que decir que es la culpable que rige multiples fenómenos naturales, como por ejemplo la disposición de las hojas en el tallo de un árbol. Hay multitud de ejemplos curiosisimos. He estado investigando y resulta que, por ejemplo, los machos de una colmena de abejas tienen un árbol genealógico que cumple con esta sucesión. El hecho es que los zánganos, el macho de la abeja, no tiene padre (1), pero sí que tiene una madre (1, 1), dos abuelos, que son los padres de la reina (1, 1, 2), tres bisabuelos, ya que el padre de la reina no tiene padre (1, 1, 2, 3), cinco tatarabuelos (1, 1, 2, 3, 5), ocho tataratatarabuelos (1, 1, 2, 3, 5, 8) y así sucesivamente, cumpliendo con la sucesión de Fibonacci. Al lorete. Otro ejemplo contrastado es el de la de la flor del girasol, cuya gran mayoría posee 55 espirales en un sentido y 89 en el otro, o bien 89 y 144 respectivamente.

A una escala mucho mayor, los brazos en espiral de una galaxia también se acomodan según los números de Fibonacci.

Jarr, que diría mi abuela si fuese lo suficientemente moderna.

Explicado esto, metámonos en materia. Esta espiral es el leitmotiv de este disco. Hemos de tomar como punto de partida de este análisis matemático la sexta canción del disco, titulada Parabol’. Al tiempo de publicarse, se descubrió que la batería en este tema sigue una sucesión rítmica bastante curiosa: el batería va marcando los números de la sucesión hasta el trece: 1,1,2,3,5,8,13,1,1,2,3,5,8,13,1,1,… y vuelta a empezar. Trece es también el número de canciones del disco. Este tema esta unido (¿Casualidad?) al siguiente, Parabola, por lo que podemos pensar en que se trata de una única composición divida en dos partes que, curiosamente otra vez, coincide con la mitad de trece (6,5) por eso las dos pistas estan unidas. Lo inquietante viene cuando nos fijamos en que el fin de esta canción encaja perfectamente con el inicio de la quinta pista, Schism. A su vez, los últimos compases de esta canción concuerdan con los primeros del octavo tema, Ticks & Leeches.

Si vamos siguiendo estar espiral que va desde dentro hacia fuera del tracklist, el orden correcto de las canciones del disco sería el siguiente: 6,7,5,8,4,9,3,10,2,11,1,12,13. Al escuchar el cd de esta forma, nos encontramos ante una historia con sentido pleno a la que se le ha dado el título de ‘The Lateralus Prophecy’ por parte de los fans.

Pero sigamos asombrándonos. Si nos detenemos en la novena canción, la cual da título al álbum, ésta comienza con el vocalista cantando durante 1 minuto y 37 segundos, lo cual equivale a 1,617 minutos, un valor muy aproximado al del número áureo (Φ = 1,618).

Durante este primer minuto y medio de canción, las sílabas de las palabras que el cantante va pronunciando también coinciden con la sucesión de Fibonacci, de la siguiente forma:

[1] black
[1] then
[2] white are
[3] all I see
[5] in my infancy
[8] red and yellow then came to be


Aqui desciende por la espiral y vuelve a subir


[5] reaching out to me
[3] lets me see
[2] there is
[1] so
[1] much

[2] more and
[3] beckons me
[5] to look through to these
[8] infinite possibilities


Aqui vuelve a partir del 13 y desciende por la secuencia. Espirales dentro de espirales.


[13] as below so above and beyond I imagine
[8] drawn outside the lines of reason
[5] push the envelope
[3] watch it bend

Cuando uno termina de descubrir esto ya sólo puede quitarse el sombrero y aplaudir semejante genialidad. Por que es IMPOSIBLE que esto no este hecho a conciencia. No puede ser una coincidencia, es imposible. Para completar la gracia, en la letra de dicha canción se hace referencia en varias ocasiones a las espirales: “Swing on the spiral of our divinity and still be human”, Spiral out, keep going”, etc.

Si a esto le sumamos que es un disco con unas letras muy interesantes, la aventura no puede ser más espectacular. Reflexiones sobre la inmortalidad y la incapacidad de comunicación del ser humano, estamos ante un disco imprescindible y una rareza mas, en este caso curiosa y contrastada.


Besitos.

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